Vida sana
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No soy yo, ¡son mis hormonas!

Por: Carola Puig

Les echamos la culpa de nuestro humor, de los kilitos de más y hasta de nuestras emociones. Las hormonas influyen en varios aspectos de la mujer y juegan un rol importantísimo en cada etapa de su vida.

Las hormonas están presentes en nuestra vida desde mucho antes que tengamos conciencia. En la etapa feto embrionaria, luego que el espermatozoide y el ovocito se transforman en una célula y llegan al útero tras pasar por las trompas de Falopio, al establecerse, envían la hormona gonadotropina coriónica al cuerpo de la mujer.Esta sustancia, que detectan los análisis de sangre o los test que se hacen en casa, es la primera señal que el cuerpo de la madre identifica y traduce como embarazo”, explica el Ginecólogo Jorge Arena.

Más adelante, cuando las mujeres somos adolescentes, en los días previos al período nos sentimos y decimos estar “ováricas”. Nos duelen los ovarios, nos envuelve el mal humor, nos llenamos de granitos, crecemos dos talles por la famosa retención y nos irrita el mundo.

Vamos creciendo, dominamos varios de esos síntomas cíclicos porque nos conocemos más, pero la naturaleza nos presenta nuevos desafíos. Llegando a los 40, los ciclos menstruales empiezan a mostrar alteraciones y poco después, cuando creíamos tener todo bajo control, llegan las tuforadas de calor, altibajos emocionales, la forma del cuerpo se transforma, se nos trastoca el sueño, la libido, el ánimo y otra vez debemos aprender a lidiar con nuestro ser en un nuevo formato. Ya no estamos ováricas, somos mujeres “menopáusicas” o, mejor dicho, estamos atravesando el llamado climaterio.

Las hormonas inciden en varios aspectos y transformaciones de nuestra vida. Determinan desde cosas más superficiales (como la forma de nuestro cuerpo), hasta cuestiones más profundas (como la posibilidad de convertirnos en mamás).

¿Pero qué es eso con tanto poder? ¿Qué son las hormonas? En términos médicos las hormonas son los mensajeros químicos del cuerpo; la palabra deriva del verbo griego “ὁρμἀω” que significa “estimular”. A decir del Ginecólogo Doctor Jorge Arena, “la hormona es como una llave que estimula, y es capaz de abrir determinadas puertas en determinados órganos blancos. Por ejemplo, los estrógenos te abren la puerta de la fertilidad, la progesterona te abre la puerta del sueño, y así hay muchas más”.

Estas sustancias son producidas por glándulas endócrinas y actúan sobre los llamados “órganos blancos”, que son los que las reconocen y generan un efecto en el comportamiento. “¿Por qué hibernan los osos? Porque al llegar el invierno, los fríos generan una determinada señal que dispara unas hormonas y ellas actúan sobre el organismo del oso haciéndolo dormir”, ejemplifica Arena.

El médico explica también que las hormonas son el idioma en que se comunican los distintos órganos y están directamente vinculadas a las defensas, la fertilidad, el comportamiento y la alimentación. “Si dormís poco durante mucho tiempo, no generás melatonina que es la hormona del sueño. Eso va a hacer que baje tu fertilidad y que a su vez cambie tu patrón alimenticio. O al revés, no comés por mucho tiempo y funcionás como un animal hambreado, no podés reproducirte, tus defensas bajan. En los campos de concentración las mujeres naturalmente no se reproducían o lo hacían poco. ¿Por qué? Porque el organismo, ante un estrés crónico y de hostilidad, reacciona”.

Una vida hormonal

“A nivel hormonal, la vida de la mujer alterna períodos de estabilidad con períodos de cambios más bruscos”, explica Arena. A la etapa embrionaria en donde hay mucha actividad hormonal, sigue la niñez que es una etapa calma, la pubertad en donde se dan muchos cambios, la edad reproductiva que es más tranquila, luego el climaterio que es otra etapa de muchas alteraciones y, por último, la tercera edad.

La niñez es una etapa en donde a nivel hormonal se presentan cambios pero lentos, preparatorios para los que siguen en la pubertad. “Las hormonas cumplen la función de preparar el aparato genital para el desarrollo puberal. Las secreciones hormonales van generando los caracteres sexuales secundarios como el vello pubiano, el desarrollo de las mamas en las niñas, distribuyen de una cierta manera la grasa corporal en hombres y en mujeres, y hacen que los cuerpos vayan tomando forma”.

Tras tanta calma, llega la pubertad que coincide con lo que socialmente denominamos “adolescencia”. Los cambios físicos son notorios y ellos conllevan cambios a nivel comportamental. En las mujeres, la menarca -o primera menstruación- es el hito más significativo. “Lo mejor para preparar la emocionalidad de las niñas para que esos cambios hormonales no sean tan drásticos es brindarles buena información desde la escuela y en la familia; hablar, hablar, hablar”.

Además de insistir en la información y en la comunicación con la niña, el doctor Arena agrega que desde el punto de vista corporal, cuando una jovencita llega a esa etapa bien alimentada y realizando ejercicio físico, va a estar mejor preparada y tener un mejor desarrollo. “Hay estudios que demuestran que las niñas con muy bajo peso o con sobrepeso, tienen alteraciones en sus ciclos menstruales con una menarca que llega más tarde y ciclos que se presentan irregulares. Tanto el sobrepeso como la falta de alimentación alteran la menstruación y por ende, la posterior capacidad reproductiva”, comenta Arena.

Una nueva etapa: menopausia y climaterio

El siguiente período de grandes alteraciones hormonales en la vida de la mujer, es el climaterio, una etapa que dura alrededor de 30 años y que, aunque muchas viven como “el final” de un momento importante de su vida reproductiva y profesional, en la actualidad muchas ven como un nuevo comienzo.

El declinar de la etapa reproductiva, científicamente comienza entre los 35 y 38 años en la mujer; y esto es histórico porque tiene que ver con lo biológico, a pesar de que hoy muchas mujeres sean madres a los 40 o incluso después, debido al desarrollo de técnicas de reproducción asistida.

Dentro del climaterio se encuentra la menopausia o última menstruación. “El 70% de las mujeres uruguayas tiene su menopausia luego de los 50 años, aunque hoy se ven muchas mujeres con menopausias tempranas, producto de haber atravesado mucho estrés, haber vivido años con una mala higiene de sueño y otros malos hábitos”, cuenta Arena.

El ginecólogo, especializado en menopausia y climaterio, alienta a entender el climaterio como una etapa distinta: “La mujer de hoy sobrevive un tercio de su vida a los ovarios, entonces el declinar hormonal que empieza a los 35 años aproximadamente, debe entenderse como un nuevo estadio de cambios, en donde las hormonas empiezan a jugar otro rol, distinto al reproductivo. Cuando empieza el climaterio, quedan muchos años de desarrollo aún. Muchas ya liberadas de las responsabilidades de la casa o de hijos chicos empiezan a correr maratones, otras reconstruyen vínculos, o incluso se animan a dar saltos a nivel profesional”.

Las grandes señales

Las tuforadas de calor es uno de los síntomas climatéricos más frecuente de la etapa. “Le sucede a una de cada cinco mujeres y la mujer es conciente de ello, pero no las controla; es un fenómeno vasomotor”, explica Arena.

La irritabilidad es otra característica de esta etapa. Las mujeres se malhumoran por cosas que luego se dan cuenta que no son tan graves. “Siempre les digo que si luego se dan cuenta que antes el mismo estímulo o situación no les generaba enojo, entonces, es por su menopausia”.

Las alteraciones en el sueño son otro síntoma presente en esta etapa, agrega Arena y explica que “lo mejor es tratar de corregir todo lo que se pueda mejorando hábitos alimenticios, haciendo ejercicios, etc. Siempre hay tratamientos hormonales pero también otros no hormonales altamente efectivos para mitigar estos efectos”.

Como en cada una de las etapas anteriores (niñez, pubertad, etapa reproductiva), en el período climatérico la consulta con un profesional se vuelve vital para lograr que la mujer pueda mantener una buena calidad de vida. “No todas necesitan hormonas; y quienes la necesitan, lo mejor es evaluar su individualidad a ver si conviene. No todas las hormonas sirven para todas las mujeres, hay que estudiar a cada una en cuanto a los riesgos de cáncer de mamas o de endometrio, porque el uso indiscriminado de hormonas puede acompañarse de aumentos de esos dos cánceres. Actualmente hay alternativas no hormonales con excelentes resultados si se las compara con tratamientos hormonales convencionales”.

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