Laratech, Tendencias
Manda un comentario

Relaciones digitales: padres e hijos en el mundo de la hiperconexión

Entrevista a Roberto Balaguer

Por Javier Lyonnet

¿Qué pueden hacer los adultos para acompañar a los niños y adolescentes en la era digital? ¿Cómo pueden vincularse los padres con una generación híper conectada? ¿De qué maneras es posible acompañar la adopción de la tecnología y prevenir los riesgos que esto implica? Una de las voces más autorizadas en el análisis de la “cybercultura” ofrece consejos y reflexiones para ser un ciudadano digital.

En un mundo que cambia con tanta velocidad y requiere una actualización constante, Roberto Balaguer hace foco en los desafíos de fondo: “hay que dejar de pensar tanto en la tecnología y pensar más en los propios chiquilines”. Es necesario, afirma, darles elementos para que sean autónomos. Control, confianza y contención son los tres “con” claves, aunque no siempre fáciles de articular.

Este razonamiento, pleno de sentido común, está en línea con la naturalización que busca hacer el psicólogo –pionero del estudio de los temas de tecnología vinculados a la educación y la juventud- al aterrizar el concepto de “apps” útiles para padres. App “tiempo” con opción de charla o escucha y versiones gratuita o de pago, app disponibilidad, app sorpresa. Se trata ni más ni menos que de la interacción activa y presencial, no mediada por tablets, celulares o computadoras. Son “prácticas culturales” que van generando desafíos, “y el desafío ahora es tener espacios de desconexión”.

El tema de la tecnología es el principal factor de discusión a nivel global en las familias, un dato más que refuerza la necesidad de generar espacios y “revitalizar la charla”. Para los chicos la app más importante sigue siendo los padres.

LARA: ¿Cuáles son los temas de Vivir en la Nube?
R. B. Es un recorrido por todo el mundo digital, tocando los aspectos más importantes y de los que la gente más quiere saber: entender las redes sociales, cómo se viralizan los contenidos, cómo es la socialización hoy. Son asuntos que desarrollo también en charlas donde los padres y docentes están ávidos de entender, de estar informados. Los celulares, el mundo del trabajo, la generación de los millennials. También los nuevos “juguetes”: qué peso tienen los niños hoy en el consumo y en las decisiones de compra de las familias, que en el campo de la tecnología los niños son cada vez más influyentes, o están más informados. Eso es una rareza cultural de estos tiempos.

¿Son justificados los miedos de los padres ante las redes y el manejo de estas herramientas por parte de sus hijos?
Hay un poco de desconocimiento, y eso genera temor. Siempre hay escenarios negativos en nuestra mente frente a aquello que no se conoce. Por otro lado hay que dejar de pensar quizás tanto en la tecnología y pensar más en los propios chiquilines. Tenemos que generar chiquilines que sean autónomos. No lo estamos haciendo. A través de los grupos de whatsapp de madres y padres estamos generando chiquilines que no tienen espacio propio, no tienen autonomía, cada vez resuelven menos las cosas y los padres les solucionamos más las cosas.

Y no les estamos ayudando a ser buenos tomadores de decisiones: entrar o no a una página web, aceptar una solicitud de amistad, fumar o no, tomar o no, tener relaciones, manejar. Todas cuestiones que tarde o temprano van a aparecer, si no los vamos entrenando para que ellos puedan tener criterio, y confiamos en su criterio… Si vamos a estar encima constantemente vamos hacia una generación a la que le va a costar más ser autónoma.

¿Eso se refleja en procesos de madurez más lenta o tardía?
Ya hay datos de que cada vez se extiende más la adolescencia. Y se llega en un segundo término a una posición adulta que algunas autores le llaman “adultescencia”. Adultos que en esencia tienen una lógica adolescente. La propia adolescencia que estaba en un rango de 12 a 17-19 años hoy ya llega casi a los 30 años. Esto genera que cada vez se van más tardíamente de casa de sus padres, se van menos lejos, mantienen cierta dependencia económica e incluso cuando van a buscar trabajo tienen una actitud bastante irreverente, pensando que se las saben todas, respetando poco la experiencia ajena. Hay mucha culpa en los adultos y la sensación de que “no van a poder” se transmite: estamos transmitiéndole a nuestros hijos que no creemos que ellos puedan hacer las cosas.

¿Cuáles son las preguntas más frecuentes en una charla con padres?
Una típica es cuál es la edad para entregar un celular, o para tener una cuenta. Hoy es difícil entender la adolescencia sin redes sociales. Podemos ver lo positivo y lo negativo, pero la realidad es que a partir de los 11 o 12 años la gran mayoría de los chicos y chicas tiene un celular. ¿Hay que tenerlo? No. No es una cuestión de que se necesite. También se pregunta de los controles parentales, de los riesgos a los que se exponen los niños más chicos, cuántas horas es suficiente que estén expuestos a pantallas. Y son cosas que dependen de la edad, y también de qué estén haciendo. Si es para jugar al Candy Crush con 15 minutos es suficiente. Si lo que está haciendo es editando videos o programando, o leyendo para un trabajo, son otros los límites.

¿En qué se evidencia el mal uso de las redes y de los dispositivos?
Quizás lo que esté más extendido sean los problemas de cyber bullying. Es algo que les pasa a muchos, y que se ha extendido mucho más al género femenino. El bullying era mayoritariamente masculino, y esto cambió con las herramientas, muchas veces amparadas en el anonimato, que tienen que ver con esparcir rumores, intimidades, armar grupos y dejar a alguien afuera. A veces en el mundo de la tecnología pasan las mismas cosas que en el mundo material, pero a veces no, y en estos fenómenos la tecnología ha facilitado mucho los cambios. En cuanto a la socialización, basta mirar tus likes para saber cuánta aprobación social tenés. Es medible, cuantificable. La aprobación social es un elemento crucial, quedás expuesto a las audiencias cuando eso se combina con ataques o burlas. No es sencillo.

Es necesario aprender a manejar la intimidad.
Sí, hay que aprender a ser un ciudadano digital. Es una tarea de los adultos, de los padres y los educadores. Yo hace muchos años que trabajo en esto y es necesario hacerles tomar conciencia de que algo que parece ser un intercambio entre amigos es un espacio público, escrito, que va a dejar una huella digital, a componer un legajo digital. Vos tenés que hacerte la pregunta de si ese legajo te va a jugar en contra o a favor. Si te va a abrir posibilidades o te va a cerrar puertas. No son preguntas que se hagan en esa etapa de la vida, no están pensando en el mañana, sino en el ahora. Pero son preguntas que requieren respuestas para no ser rehén de lo que uno ha ido publicando, tal vez fruto de la inconsciencia… Es un mundo distinto al que nos formamos otras generaciones.

¿La atención múltiple es algo ya natural en los adolescentes?
En el mundo en el que estamos el silencio prácticamente no existe. Viene de la mano de la conexión permanente y también la ausencia del “aburrimiento”, que se puede vincular con la soledad. Hay pocos espacios en los que los chiquilines estén solos, escuchando el ruido de uno mismo. Eso es algo que ha cambiado. Incluso en cosas menores. Es muy común que hoy subís a un auto y la radio ya está prendida. En lugar de prenderla, tenés que apagarla. Eso es como una metáfora de estos tiempos. Estás conectado por defecto, estás en el ruido, la comunicación. Hay que ejercer acciones que son como contraculturales, de desconexión, para lograr tener esos otros espacios que desarrollan otro tipo de habilidades: la oralidad, las historias sobre todo.

Eso se encadena con una multitud de estímulos…
Hoy tenés una cantidad descomunal de información para consumir –en el libro se habla de bulimia informativa- y una gran parte es irrelevante. Nos encontramos a diario consumiendo información sin ton ni son. ¿Por qué dedicamos tiempo a estas cosas? Eso va en detrimento de otras actividades. Todo está hecho de una forma tal que parece que no podés perderte nada que te llegue al teléfono en forma de “notificación”. Esa sensación de pérdida, de desconexión es muy fuerte, y ya no podemos adjudicárselo solo a los chiquilines, sino que está presente en varias generaciones, y cada vez sube a mayor edad esa necesidad de estar conectado.

¿Se puede hacer un juicio de valor del estado de la comunicación interpersonal?
Cada generación hoy está conectada por sus propios instrumentos. La diferencia que tenés hoy respecto a dos o tres años atrás es que los adultos se quejaban de los jóvenes. Hoy son los jóvenes que se quejan de que los adultos se pasan con el teléfono, con el whatsapp y no dan pelota. Cada generación está comunicada entre sí y lo que falta es la comunicación entre generaciones. Quizás lo que falte sea el diálogo verdadero, la suma de mensajes de voz no es necesariamente una conversación.

Grooming en TED: Actuar antes de que sea tarde

Un adolescente encerrado en su cuarto con una computadora o un celular es como si estuviera en un boliche, en una discoteca. “Piénsenlo; están en un lugar lleno de desconocidos y en un ambiente de desinhibición”, le dice Sebastián Bortnik, fundador de la ONG Argentina Cibersegura, a la audiencia de una charla TED.

Internet rompió las barreras físicas, subraya. Pero ¿qué es el grooming? Es cuando un adulto se contacta con un menor a través de Internet y mediante la manipulación o el engaño lo lleva a terrenos sexuales, en la conversación, fotos íntimas o hasta a concretar un encuentro. Bortnik relata episodios en Argentina. Uno, de un niño de 11 años que cree estar chateando en Facebook con una chica de 12 que le ofrece intercambiar fotos desnudos. “Vos no te animás”, le dice “Nati”. Era, en realidad, un hombre que manejaba perfiles de Facebook en los que tenía amistad con más de 900 chicos de 7 a 13 años. El otro, más dramático: una niña de 12 años va a encontrarse con su nueva “amiga” de Facebook de la misma edad. No hay tal niña sino un hombre que, cuando fue capturado, confiesa haberla matado porque ella se negó a tener relaciones.

“¿Por qué no nos estamos ocupando de esto de la forma apropiada? Porque estamos convencidos de que todo lo que pasa en Internet es virtual, es aparente, no es real”, sostiene Bortnik. Además, “creemos que los chicos la tienen clara con la tecnología pero una cosa es saber hacer algo y otra cosa es saber cuidarse”.

Por eso, afirma, “la navegación segura en Internet tiene que ser un tema de conversación en cada casa y en cada aula”.

Adolescencia en tiempos digitales

“Para muchos adultos, buena parte de los movimientos culturales que están generando la tecnología son observados y vividos como pérdida o, al menos, como potencial amenaza más que como evolución. Especialmente aquellos adultos que tienen hijos adolescentes sufren en carne propia la hiperconexión de sus hijos a las redes sociales y a sus teléfonos inteligentes”, sostiene Roberto Balaguer en su libro Vivir en la Nube.

“El libro explora el relacionamiento con la tecnología, las redes sociales y las pantallas. Más allá de que alude a la adolescencia es un libro para cualquier adulto, incluso para abuelos que quieren tratar de entender cómo funcionan los niños, las nuevas generaciones, y también para gente vinculada a temas educativos”, destaca el autor.

¿Respuestas en la red?

Lamentablemente, dice Balaguer, “cuando los chiquilines tienen un problema en internet, sólo uno en 10 lo cuenta a los padres; la mayoría recurre a la red o eventualmente a pares. Eso es un llamado de atención”. En este sentido, ¿es recomendable o contraproducente meterse en sus códigos? “Puede ser un gran factor de unión o de intercambio, o un mero elemento de control. Depende de la relación que se proponga. El rol debe ser de acompañamiento, de intercambiar”. Y saber que son edades en que los chicos se equivocan. El abordaje recomendado es a través del interés genuino, la curiosidad y paciencia suficiente para aprender y comprender los nuevos lenguajes.

ROBERTO BALAGUER

Es psicólogo, educador, conferencista, investigador del impacto de la informática y la comunicación en niños y adolescentes, autor de numerosos libros, consultor en comportamiento digital. Vivir en la nube -su sexto título- reúne numerosos artículos, columnas y “cartas abiertas” referidas a episodios críticos como el “juego” de La Ballena Azul.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *