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Interiores: Pablo Suárez puertas adentro

Textos Carolina Anastasiadis | Fotos Chino Pazos

Sin pose ni brillos, Pablo Suárez nos abrió las puertas de su casa, un penthouse con aires neoyorquinos en pleno Pocitos.

Entramos directo a “la sala” que él describe como un espacio “de estilo minimalista con cierta carga escenográfica, teatral”. Pablo es un tipo simple y a la vez sofisticado, y el espacio donde más tiempo pasa refleja esa síntesis conceptual. Es un lugar despojado, pero tiene la elegancia de lo sutil: “Necesito poco para ser feliz; siempre digo que el mejor regalo que puedo recibir son momentos, no cosas.

“Este apartamento era Sarajevo cuando lo compré, pero me gustaba por el metraje, y porque la fachada no decía nada; no era ostentosa”. Paredes, muebles y decoración son en blanco y negro, “porque así soy yo también, no concibo grises; si sonrío es porque lo siento”, cuenta sobre su forma sin cumplidos.

Pablo estudió arquitectura (“aunque nunca reformé ni un baño”, dice con una sonrisa) y luego Bellas Artes. Su audacia lo llevó a crear la grifa Freaks con la cual debutó en el mundo de la moda y “despertó a un mercado dormido que buscaba algo diferente”. Pero un día se cansó y dijo: “Quiero hacer arte”. El resultado de su determinación es una trayectoria que hoy tiene más de 15 años y una marca respetada que trasciende fronteras.

Su sensibilidad, diez años estudiando pintura y el placer por experimentar con sus manos saltan a la vista en cada una de sus intervenciones; en sus trajes pero también en su hogar. Las paredes de la sala tienen varios cuadros-esculturas de su autoría, y en el dormitorio la protagonista es una cama que él mismo decidió hacer y forrar en cuero negro. Su vestidor –una sala aparte– es reflejo de su gusto, detallismo y, por supuesto, de su profesión.

La cocina no queda ajena a la base estética de su casa, porque todo es blanco y negro, incluso la vajilla. Entramos, abre la heladera y saca una asadera llena de milanesas de berenjenas. “Las hice yo”, dice. Además de asador gustoso, Pablo ama cocinar y agasajar: “Ahora estoy experimentando con cocina árabe, pero me animo a todo, la cocina española me sale espectacular. Quemo y aprendo, como en todo lo que hago”.

Pablo no es un artista de escritorio; vive y trabaja en la búsqueda de lo que considera perfección y en el camino disfruta haciendo arte.

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