Columna Ana Torrejón

Voy a ser obvia: el tiempo transcurre veloz. Cierro los ojos y me veo emocionada, nerviosa, al pie de la pasarela. De la imagen congelada en el tiempo pasaron muchos años.

Salvo el primer Lúmina, estuve en todos. Como periodista y como docente es un honor ser parte del jurado. La experiencia es única. Cada año se estudian con seriedad las bases, se analizan aciertos y errores y lo más importante, se trabaja con absoluta independencia y respeto.

¿Cuántos países tienen un concurso como Lúmina?
En nuestra zona, solamente Uruguay. Es una estructura en la que se fusionan inquietudes pedágogicas, culturales, sociales y comerciales. Plataforma de lanzamiento de talentos emergentes en las que ser seleccionado es poder aspirar a una visibilidad y a ocupar un lugar en el mundo laboral.

Desde lo personal tengo la fortuna de ser testigo de la evolución de la moda uruguaya. He logrado la perspectiva y puedo apreciar los cambios, la apertura de horizontes, las nuevas inquietudes.

De Lúmina en Lúmina se habló en código visual incorporando nuevos lenguajes. La identidad surgió de la diversidad. La creatividad se explayó sin prejuicios.

Las buenas ideas y las buenas cosas de la vida merecen ser CELEBRADAS.

¡LARGA VIDA LUMINA, MUCHA MODA!

Fotos: LÚMINA 2016 / Arriba: Mención especial, colección de Ana Darracq / Abajo: colección ganadora: Taro, de Clara Aguayo