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Julio de Caro: “Acepto el misterio de la vida”

Por Carolina Anastasiadis

Experto en encontrar lo trascendente en lo cotidiano, lo entrevistamos para hablar sobre la vida, el silencio, las resistencias y la necesaria aceptación.

Se graduó como médico en la Universidad de la República con Medalla de Oro en 1974. Aunque reconoce que la Medicina le aporta mucho para lo que hace, hoy se dedica a la Negociación, tras haber estudiado en Harvard. En sus conferencias y libros, no ahonda en las complejidades de su profesión, sino en ese lado humano que trasciende todo grupo, empresa u organización.

LARA: En sus libros, en las conferencias y en su empresa, trabaja siempre a partir de cuentos. ¿Qué valor tiene el arte de contar para ti?
J.D Cuando era niño, no había mucho para entretenerse, y la venida de mi abuelo Miguel a contarme cuentos era lo mejor que me podía pasar. Él los dramatizaba, se disfrazaba. Me encantaba eso. Con el tiempo me di cuenta que uno puede comunicar mucho mejor contando algo que informando sobre ello; siempre que se pueda, claro. Si uno hace el experimento de pedirle a un grupo de personas que primero informen y luego cuenten sobre algo que saben, es mágica la diferencia y la llegada al receptor. Aun nuestros talleres de negociación están llenos de historias y de cuentos.

Solemos buscar lo trascendente en cosas extraordinarias y sin embargo, tú afirmas que lo trascendente está en lo cotidiano. ¿Cómo es eso?

Creo que es un tema de punto de vista. Dios, o en quién uno crea, habla a través de las cosas cotidianas. Yo me declaro cristiano pero hice incursiones en el budismo y busqué por muchas religiones y escuelas, hasta que dejé de buscar porque no hay nada que encontrar –ríe-. En mi vida utilizo lo cotidiano, lo que me pasa con la gente común con la que me encuentro, para obtener un aprendizaje, sacar un insight. Todo el tiempo nos suceden cosas y yo en mis cuentos hablo de aprendizajes que tuve a partir de esas cosas corrientes. Por eso digo, todo depende del punto de vista, de la visión con la que se mire las situaciones, para que sean o no trascendentes. Un sacerdote brasileño, Leonardo Boeff, habla de la “visión sacramental”, esa que trasforma cualquier evento sencillo en un mensaje. Con esta mirada, todo es un sacramento.

¿Es cierto que curarnos a veces tiene que ver con volver a ser como niños?
Es una típica enseñanza cristiana. Cristo les decía a los discípulos que se volvieran como niños si querían llegar al reino de los cielos. La sencillez, la no resistencia, esa confianza en la vida y la aceptación de lo que es, son típicas de los niños. Siempre tengo la imagen de un niño cruzando la calle de la mano de su padre. No va mirando el semáforo porque confía en la mano que lo guía, en la vida de la que es parte y eso me parece encantador de los niños. Al crecer empezamos con los rebusques; los miedos y los deseos que para los niños son elementales, luego se subliman y la vamos complicando. Cuando aprendemos a nombrar las cosas y los sucesos y les asignamos un valor moral y un significado, todo se complica. En cambio los niños, que si son muy pequeños no saben ni cómo se llaman los objetos y mucho menos tienen para ellos un valor moral y un significado especial, viven sin tanto drama.

Siempre dice que no sirve resistirse. ¿Por qué?
Hoy creo profundamente en valor de la aceptación. Para que algo suceda como nosotros queremos, el universo entero también tiene que querer. Por tanto, la vida está llena de circunstancias desagradables y lo que me propongo es hacer lo conveniente y necesario sin poner grandes expectativas en los resultados porque yo no manejo la totalidad de las variables. Nadie puede con la vida porque no tenemos una vida, somos la vida. A veces nos enojamos y luchamos contra situaciones que no nos gustan y decimos “esto no me puede estar pasando a mí”, o «esto no debería estar pasando» cuando la prueba de que eso debía pasar, es que está pasando. Si pudiésemos ver todas las variables, veríamos que eso que nos sucede es perfecto. A mí me siguen sucediendo las mismas cosas de siempre, tengo que pagar los gastos comunes, si dejo el auto mal estacionado me lo levanta la grúa, pero cuando me encuentran en ese estado de conciencia llamado aceptación, puedo vivirlas sin drama y hacer lo adecuado sin reaccionar. Con la aceptación, el yugo se hace más ligero y la carga más liviana, eso es todo (parafrasea un pasaje bíblico).

Todos tenemos un poder, un don. ¿Cuál es el tuyo? ¿Cómo se encuentra?
El mío es conectar cosas. Lo hago sin mérito alguno, porque así funciona mi mente. Lo otro que sé hacer es transformar cosas complicadas en sencillas para que otras personas las entiendan. El argentino Facundo Cabral le decía a un amigo “vos no estás deprimido, estás distraído”. Creo que hay muchos que andan distraídos y no se pueden dar cuenta de estas cosas que conversamos, de sus propios dones o regalos. Dicen que una vez le preguntaron a Buda, cómo resumiría sus enseñanzas en dos palabras. Él dijo: “estad atentos”. Esa es la base para darse cuenta. A veces la gente pregunta qué hacer frente a situaciones difíciles y es eso, hay que estar atentos, con menos rollos en la cabeza para contactar con la sabiduría de la vida. La mayor parte del tiempo habitamos y vivimos en las ilusiones y las historietas que construimos, y no en el mundo real. Un mejor equilibrio es la clave.

¿Qué es estar despierto?
Estar despierto es darse cuenta. Es un estado que admite todos los demás estados, aun los temidos o no deseados. No es un estado donde todo es sublime, la vida es fabulosa o estamos todo el tiempo alegre, o flotando en el aire. Eso no es. Eso es falso, una mentira. No se puede conseguir experimentar solamente sensaciones placenteras. Despertar es darse cuenta que eso es una utopía, darse cuenta que la felicidad no radica en que todo lo que haga me salga bien y que en mi vida todo me sea favorable, que todos me quieran y eso dure para siempre. Despertar es darse cuenta que la vida admite todo, cosas placenteras y displacenteras y que no es posible la existencia de las unas sin las otras. Darles la bienvenida incondicional es realismo.

¿Para qué te vas tantas veces de retiro? ¿Para qué te sirve el silencio?
A mí me sirve de varias maneras. Es un tiempo para mí, porque pasé muchos años de mi vida sin darme respiro. Me sirve, por otro lado, porque transmito a los demás que eso es importante y desearía que mi gente, mi familia, mis amigos y colegas, tuviera más tiempo para ellos mismos. Y me sirve porque creo en esa frase de Jung que dice que «El que mira para afuera se duerme; el que mira para adentro, despierta». El retiro es un momento para mirar hacia adentro, auto-observarse. Creo que eso cura. Lo que hay que hacer es mirarse y aceptarse, en especial las miserias, las sombras que tenemos dentro. Observarlas sin hacer nada, sin emitir juicios o intentar corregirlas, sin desarrollar personajes luminosos opuestos a eso. Lo sanador es observar y dejar ir. Ponerle luz y conciencia a lo que no nos gusta, aceptarlo y de ser posible, exponerlo, porque como también decía Jung «Todo lo que escondes te esclaviza y todo lo que iluminas te transforma».

Estudiaste en Harvard y das clases con CMI allí. ¿Qué fue lo más importante que aprendiste en esa Universidad?
Por un lado aprendí Negociación que es de lo que vivo hoy. Pero sobre todo me di cuenta que era una persona que podía sentirme insatisfecho y quejarme, aún en las circunstancias más excepcionales como en las que me encontraba (Harvard Faculty Club) y que para otros serían el paraíso. Empecé a profundizar en las causas de mis quejas y caí en la cuenta que quejas y críticas son una resistencia a lo que es. Nos quejamos por pensar que algo debería ser o nos gustaría que fuese de otra manera. La inquietud que surge de esa diferencia, es la que provoca la búsqueda. Hoy estoy convencido que si uno está buscando no está en paz, está sufriendo: deseando o temiendo algo. Es simple: o estás en calma, en paz, o estás con miedo.

¿Qué es lo más difícil del ser humano que aún no has podido descifrar?
No lo sé y no estoy inquieto con eso. Estoy conforme con no saber y acepto los misterios de la vida.

* Sus libros se descargan gratuitamente en www.cmilibros.com o se pueden retirar en Leyenda Patria 2872 piso 10, de 09.00 a 18.00 hs.

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