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Eneagrama: reconectar con la esencia olvidada

En un momento del año proclive a la introspección, elegimos poner luz sobre una herramienta de auto-conocimiento que ayuda a conectar con el verdadero ser: el Eneagrama.

Por Carolina Anastasiadis

Todos nacemos con una esencia que tapamos a medida que crecemos, a través de diferentes máscaras que nos ayudan a sobrevivir y terminan siendo nuestro modo de presentarnos al mundo; nuestra personalidad. El Eneagrama es un modelo ancestral sobre la tipología humana, que permite revelar qué hay detrás de aquello que mostramos, para acortar la distancia entre nuestra máscara y lo que somos. Sobre esto conversamos con la psicóloga gestáltica Silvia Charquero, formada en Eneagrama y PNL.

LARA: ¿Qué es el Eneagrama?
S. Ch.: El Eneagrama en sí viene de los sufíes, de hace muchísimos años. No se conoce bien el origen, se transmitía de forma oral. Claudio Naranjo, un gestáltico chileno discípulo de Oscar Ichazo, toma contacto con el Eneagrama y lo articula como herramienta, vinculándolo a los distintos tipos de personalidad. El Eneagrama es una herramienta para encontrar los nueve tipos diferentes de personalidad que existen, cada uno con un pecado capital como eje central, además de dos pecados más. Hay un dibujo que sintetiza estos saberes.

¿O sea que cada uno de nosotros tenemos un tipo de personalidad, un “eneatipo”, que gira en torno a un pecado?
Cada eneatipo tiene un pecado, que es eso que tratamos de tapar. Todos vamos generando estrategias diferentes que se instalan en la infancia y nos ayudan a estructurar nuestra personalidad. Nos vamos armando maneras de funcionar en el mundo y esas mismas que fueron efectivas y nos sirvieron en su momento, estructuran nuestra personalidad. Lo que sucede es que las situaciones ya no son las mismas cuando crecemos y los mecanismos que usamos para sobrevivir o vincularnos, ya no son tan eficientes al crecer. Eso genera malestar entre lo que somos realmente y la manera en que nos comportamos. Por esa razón muchos recurren al Eneagrama.

¿Todos usamos una “máscara” para vivir en sociedad?
Todos tenemos un “ego” que es la máscara. Nos construimos una para enfrentar el mundo, es inevitable. El problema es cuando se cree que esa máscara o personalidad soy yo; y no soy yo, esa personalidad no es la esencia, es la máscara que armé para sobrevivir. Esa máscara nos hace desconectarnos de nuestra propia esencia. La idea del Eneagrama es reconocer la máscara para reconectar con la esencia que quedó olvidada.

¿Me podés poner un ejemplo?
Por ejemplo, el Eneatipo 3 gira en torno a la vanidad. Es una persona que siente que vale por sus logros. En general en la infancia, esas personas eran niños a quienes se los reconocía por lo que hacían bien, por las notas y no tanto por lo que eran. A medida que crecen, entienden que el mundo los va a valorar si tienen éxito y por lo general son personas que logran mucho éxito pero tienen una gran desconexión con su esencia; funcionan bien con la máscara, desde su ego. Todos los eneatipos tienen su luz y su sombra, el tema es que algunas características de personalidad como ser exitoso, por ejemplo, están mejor vistas que otras.

Entonces cada persona nace con una esencia original y en la primera infancia, a partir de la crianza, de la cultura, incorpora una máscara para sobrevivir, un tipo de personalidad. ¿No podemos permanecer intactos a eso, no generarnos máscaras?
Lo que sucede es que el bebé en primer lugar es esencia. Tiene determinadas necesidades y depende de cómo sus padres satisfacen esas necesidades, cómo va estructurando su forma de ser. Esas necesidades nunca se satisfacen 100%; ese padre o adulto que cuida al niño decodifica lo que le pasa al bebé y logra satisfacer esa necesidad de una forma, pero la perfección no existe. Si la mamá se angustia porque el niño llora o si ni siquiera lo deja llorar y le da de comer antes de que llore, son situaciones mínimas que van estructurando la personalidad de ese ser. A veces el niño aprende que si hace alguna payasada o enfermándose obtiene lo que quiere. Así suceden distintas cosas que van haciendo que el niño se empiece a comportar de una cierta forma, a elegir una máscara.

Laura Gutman, la argentina referente en temas de crianza, afirma que jugamos roles o personajes en la infancia que luego nos pesan de adultos…
Es un poco eso. La distorsión es que uno se cree que es ese personaje y no es que seamos eso, sino que creímos que deberíamos ser de esa manera para obtener amor o ser querido. Esa máscara que construimos como nuestra personalidad, hace que se distorsione el modo en cómo nos vinculamos con los otros, en cómo nos comunicamos, en un montón de cosas. Todos tenemos un ego y desde ahí funcionamos.

¿Todos tenemos un eneatipo?
Todos tenemos aspectos de todos, pero hay uno con el que tenés más en común. A veces hay que pensarse cómo era uno a los 20 años, cuando el ego se veía más puro, porque con el tiempo uno se trabaja y cambia cosas. Aunque trabajes aspectos de la personalidad, no dejás de ser tu eneatipo porque inconscientemente tendés a eso. Además, cada número está conectado con otros dos números; hacia uno de esos te orientás cuando estás más estresado (eso se llama desintegración) y hacia otro te “integrás” cuando tenés un estado de mayor salud psíquica. Si mirás el dibujo podés ver esos polos. El 4 va hacia el 2 en situaciones de estrés y cuando está bien, va hacia el 1. Toma lo mejor del 1 y lo peor del 2. Pero además cada eneatipo tiene sus alas; digamos que una vez que encontrás tu eneatipo podés profundizar para conocerte mucho.

¿Para qué sirve estudiar nuestro eneatipo? ¿La idea es salirnos del ego?
La idea es reconectarte con esa esencia que tapamos con la máscara que nos construimos como modo de supervivencia para crecer. Esa máscara tampoco la tirás porque te ha ayudado a sobrevivir todo este tiempo. Quizás en algunas cosas, esa máscara sea rígida y la idea es reconectar con esa esencia y virtudes que cada ego también tiene. Ahí te conectás con el aspecto más sano de tu personalidad.

¿En qué te ayudó a tí?
Hice Enagrama y fue como ver en una lista un montón de cosas que venía trabajando a nivel terapéutico. Me ayudó a identificar cuándo estoy actuando desde el ego y a poder trabajar en ser más asertiva con más consciencia. También me ayudó a entender cómo funcionan otros, a comprender que lo que dice o siente el otro, no es porque sí, sino porque es la única manera que tiene o que se le ocurre, es la manera en que fue entrenado para hacer o ser.
Existen eneatipos más emocionales, otros más de acción o intelectuales. Si sabés que sos emocional, lo que tenés que trabajar es poder parar y pensar sobre eso, por ejemplo.

¿Te ayudó a vincularte mejor?
Me hizo entender a los otros, que son todos diferentes y en algunas circunstancias piensan o actúan de formas que en tu vida pensaste. Y no está mal. Me ayudó a tener esto presente en los vínculos cotidianos, en la pareja, con mis amigos. Cada uno tiene sus lentes distorsionados, porque es cierto que la realidad depende de quién la mire. Pero tenés que tomar consciencia que vivís con lentes y qué te aporta cada lente. A veces lo que es sano para ti a la otra persona la lleva a la desintegración.

¿En un momento de búsqueda, de repensarse, cómo podría ayudar esta herramienta?
Es como una brújula. Te toca en lo más íntimo. Te puede ayudar a contactar con esa parte que está como entreverada, creo que es una herramienta que te desnuda. A veces tenemos cosas metidas tan debajo de la alfombra que un trabajo de este tipo te da mucha luz, te ayuda a sentir sin tanta culpa, a darte cuenta que no sos vos, sino que ese ego es algo que te armaste para sobrevivir.

¿Y qué ganás al conectar con tu esencia?
Cuando conectás con tu esencia ya no estás utilizando tanto esos mecanismos que distorsionan lo que tú querés lograr. Te conectás con ese mensaje perdido en la infancia, con eso que sos. Lográs estar más integrado y te conectás con otros desde un lugar más sano.

LOS 9 ENEATIPOS (o tipos de personalidad):

 

• ENEATIPO 1: EL PERFECCIONISTA; la ira es su pecado. Suele calificar de muy dura su infancia. Es perfeccionista, meticuloso, auto disciplinado, cumplidor e hipercrítico con los demás. Le aterra cometer errores, y con frecuencia antepone el deber al placer. Cree estar dotado de un alto sentido ético y moral y es respetuoso hacia las reglas y normas sociales. Su elevado nivel de exigencia le lleva a una fuerte ira interna, que reprime y sólo manifiesta de forma racionalizada, corrigiéndose y corrigiendo a los demás. Se distingue por su capacidad de concentración en el trabajo bien hecho.

• ENEATIPO 2: EL ALTRUISTA O EL AYUDADOR. Su pecado es el orgullo. De muy niño aprendió que, para ser querido y aceptado, debía ser siempre agradable. Se acostumbró a actuar satisfaciendo las necesidades ajenas y de adulto, siguió basando su comportamiento en la búsqueda de aprobación. Tiene la imperante necesidad de sentirse amado, protegido e importante en la vida de los otros. Le gusta ayudar a los demás y sentirse imprescindible, tendiendo incluso a descuidar sus propias necesidades. De imagen amable y seductora.

• ENEATIPO 3: EL EJECUTOR. Su pecado es la vanidad. Vivió una infancia basada en las recompensas que recibía por cada logro. Aprendió a reprimir sus propias emociones y a centrar su atención en adquirir estatus. Elude el fracaso porque está convencido de que sólo los ganadores son dignos de amor. Es luchador, competitivo, dinámico, pragmático y socialmente brillante. La imagen que da es muy importante para él. En su estado más sano, son sinceros y muy productivos.

• ENEATIPO 4: EL ROMANTICO. Su pecado es la envidia. Experimentó el abandono en la infancia. Sufre por la carencia que conllevó esa vivencia y envidia lo que tienen los demás. Busca intensidad emocional y el dramatismo, para sentirse vivos. A veces se los califica de bohemios, raros, originales, distintos o excéntricos. Necesita afecto, compartir su estado de ánimo, sentirse escuchado y querido, vivir momentos únicos, intensos y excepcionales. Es romántico, sensible, creativo, preocupado por la belleza y la estética, con tendencias artísticas. Rechaza la rutina y la vulgaridad. Pueden ser melancólicos.

• ENEATIPO 5: EL OBSERVADOR. Su pecado es la avaricia. Son cerebrales. En su infancia careció de intimidad. Se retira y aísla para proteger su espacio privado. Le gusta observar más que participar. Suele mantener una actitud fría y distante. Lo que más le apasiona es analizar, comprender y acumular conocimientos. Tiende a ser independiente y autosuficiente. Son avaros de cosas materiales y además en las emociones, avaros de sentimientos. En su estado más sano, son desapegados y generosos.

• ENEATIPO 6: EL LEAL. Los rige el miedo. Este eneatipo exagera los peligros y evita los riesgos, mostrándose excesivamente prudente y temeroso. Antes de actuar, da muchas vueltas a la situación y tiene muchas dudas. Posee un estricto sentido del deber y suele aferrarse a las normas y a las cosas previsibles, para obtener seguridad. Son intelectuales, tienen un gran diálogo interno. En su estado más sano son valientes, leales y muy buenos compañeros.

• ENEATIPO 7: EL EPICUREO. Su pecado es la gula. Son cerebrales. Recuerda su infancia con cariño. Son optimistas. Buscan constantemente placer, aventura y hedonismo. Poseen una mente ágil, así como una imaginación privilegiada, y son conversadores brillantes. Les cuesta afrontar el dolor; se evaden del aburrimiento. Realizan muchas actividades pero profundizan poco. En su estado más sano pueden estar muy presentes y se comprometen, capaces de disfrutar del presente como nadie.

• ENEATIPO 8: EL JEFE. Su pecado es la lujuria. Es de la acción y necesita vivir las cosas con mucha intensidad. Son personas que hacen deportes extremos y todo lo viven intensamente para poder sentir. Es muy moralista pero no como el 1, sino que tiene sus propias normas. O estás con él o en contra de él. Protege a su familia, a la gente de su entorno, cuidan su clan. Son justicieros. Van a la confrontación y pueden llegar a ser agresivos y violentos. En su estado más sano, son protectores. Accionan con o sin miedo

• ENEATIPO 9: EL MEDIADOR. Su pecado es la pereza. Se sintió ignorado durante su infancia. A menudo se fusiona con los deseos de los demás y los siente como propios. Teme la separación y anhela la armonía en sus relaciones. Le gusta la tranquilidad, la comodidad y una cierta rutina. Es bondadoso y conciliador. Sabe escuchar y comprender a los demás, poniéndose en su lugar. Detesta sentirse presionado y es incapaz de tomar decisiones con rapidez. En su estado más sano, son muy buenos mediadores y calman los extremismos.

ALGUNA LECTURA PARA PROFUNDIZAR…

1. La sabiduría del Eneagrama de Don Richard Riso y Russ Hudson
2. El Eneagrama de Helen Palmer
3. 27 personajes en busca del ser de Claudio Naranjo
4. Carácter y neurosis de Claudio Naranjo
5. Tipos de personalidad. El eneagrama para descubrirse a sí mismo. de Don Richard Riso

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