Textos Carolina Anastasiadis | Fotos Chino Pazos
En un lugar donde predomina lo natural y la energía se siente en la fuerza que brinda la propia Naturaleza, la diseñadora Opi Rubio respira su mundo más interior, entre mandalas y piedras, madera y mucho blanco.
“Me dio muy buena vibra y yo me baso muchísimo en eso. Entré y me sentí bien” nos cuenta Opi a los pocos minutos de recibirnos en su casa, mientras toma un té mirando el lago sobre el cual termina su jardín. Allí respira paz y la “buena vibra” se siente.
Mucho blanco, pocos ornamentos, algún desnivel y elementos naturales como lana o madera predominan en la casa de esta decoradora de interiores. “Me gusta mucho todo lo ecológico, lo natural siempre es la base para mí. Lino, madera, lana. ¡No fallan!”, dice sobre sus “fórmulas” –no secretas– a la hora de poner su buen gusto en un espacio. Opi heredó la sensibilidad por la decoración de su abuela belga, pero se anima a más cuando le toca acondicionar un espacio, porque siempre lo diseña y arma en base a algo que para ella es fundamental: la energía, estudiada a través del feng shui.
La casa tiene varios espacios, muchos ambientes, “¡ideal para una familia ensamblada!”, explica Opi sobre lo funcional de su hogar. Ella define su casa como “divina, la más linda del mundo; somos unos privilegiados y se lo digo todos los días a mis hijos”, cuenta. “No me gustan las casas de revista, me gustan que sean vivibles, que estén un poco desordenadas”, aclara y a la vez afirma que en la suya aplica el dicho popular que reza “en casa de herrero, cuchillo de palo” porque “hay mucho por hacer aún”.
Su trabajo le demanda varias visitas a anticuarios y a obras. Para su living y comedor eligió muebles de remates y hasta un par de tablones que encontró tirados en una de sus refacciones.
Su forma de hablar, sus ojos luminosos y hasta su outfit en colores claros, dan cuenta de una personalidad que se encuentra en un momento de tránsito hacia la profundidad. En ese camino entran el yoga kundalini y la meditación, dos actividades que incluye en su cronograma semanal entre las visitas a clientes y las horas de oficina. Ambas prácticas son sus dos cables a tierra, y están en coherencia total con el entorno en el que elije vivir, allí donde importa lo esencial, lo natural, y en donde dan ganas de respirar….y crear.
