Textos Carolina Anastasiadis | Fotos Chino Pazos
En un año que la tuvo en el candelero, Laura Raffo nos abrió las puertas de su nuevo hogar; un apartamento con un patio que es protagonista y con un aire ornamental que es fiel reflejo de una personalidad inquieta, práctica, ejecutiva y muy organizada.
Entró al apartamento y quedó enamorada de su patio; “enseguida imaginé a mis hijos disfrutando en él” cuenta Laura sobre “la” razón de mayor peso en la elección de su nuevo hogar. Se mudó hace dos años a un primer piso en el corazón de Punta Carretas, a una planta que por su espacio exterior, bien podría ser una casa. Allí la energía de Ignacio y Francisco (sus mellizos de 9 años) está bien canalizada, lo revela un arco de fútbol y cinco pelotas que descontracturan el pequeño living improvisado en un peculiar “jardín”.
Hace unos meses publicó Economía para todos (que ganó el premio Bartolomé Hidalgo y ya va por la quinta edición), un libro en donde plasma la esencia de lo que es su profesión más pública a través de Telemundo. Laura es experta en traducir en lenguaje sencillo lo que para la mayoría de los uruguayos es un logaritmo de alta complejidad. Ese es su don y le apasiona. “Por mis trabajos tengo horarios flexibles y siempre estoy en casa a la hora crítica. Me importa transmitirle a mis hijos que está bueno que la mamá trabaje y que haga lo que disfruta hacer”, cuenta sobre cómo compatibiliza familia y profesión.
La economía es su metier pero más seduce a su público por su sentido común: “como todo el mundo, cuando necesito algo, busco presupuestos y dependiendo del rubro, elijo lo que crea que más valor me va a aportar. Pero tampoco soy obsesiva, solo que no me gusta gastar al santo botón”, dice con honestidad quien además reconoce que en pesos y sin recargo, “feliz de la vida” elije cuotas.
Define su casa como una lugar abierto a los amigos “que van del living al patio y al revés; les gusta venir”. “Me encantaría saber prender la parrilla y no cocino, pero por ahora soy buena organizadora”, dice y acepta con gracia su derrota gourmet. “Aunque sí te diría que soy buena preparando; me encargo de la mesa, de que haya cosas ricas en la heladera para la picada; planifico todo”. Y como buena directora de equipos, sabe cómo pedir las cosas para lograr que se hagan a la medida de lo que quiere, en tiempo y forma. “Hay algo que sí cocino: ¡magdalenas!, me dan cero pereza” y agrega que en su familia la joroban por eso.
Laura es una mujer ejecutiva y práctica. Su casa es coherente con esos atributos, con una decoración que es más funcional que ornamental y que prioriza la practicidad sobre todas las cosas. “La perfección no me va. Me ocupo de la casa, pero no es de muñecas ni de decoración; es una casa vivida”, agrega con un gesto de complacencia. Le gusta que así sea.













